Musa del cine de los 50, trabajó junto a otros grandes nombres del séptimo arte como Humphrey Bogart, Tony Curtis, o Anthony Quinn
Gina Lollobrigida, uno de los grandes iconos del cine italiano, ha fallecido a los 95 años, según comunica la agencia de noticias ANSA. Aunque llevaba un tiempo ingresada en una clínica de Roma, hasta hace unos pocos meses tenía una salud envidiable e incluso se animó a dar el salto a la política el pasado mes de septiembre. No la detuvo ni la operación quirúrgica a la que tuvo que someterse ese mismo mes a causa de una rotura de fémur. Solo un día después, estando aún en el hospital y nada más salir de la Unidad de Cuidados Intensivos, ya quiso maquillarse, demostrando una vez más su admirable vitalidad.
Deslumbró con su impresionante belleza, pero tuvo la visión suficiente como para tomar decisiones difíciles que serían clave en su trayectoria como actriz, como cuando optó por abandonar Hollywood sin ser aún muy conocida nada más percatarse de que estaba profesionalmente atada a quien fuera su descubridor en la meca del cine, el productor Howard Huges.
Tan solo unas semanas después regresaba a Italia, donde pronto comenzaría a despuntar, iniciando así una fulgurante carrera que la consagraría como una de las actrices más reconocidas de toda Europa y se acabaría convirtiendo en una de las grandes divas italianas, junto a Sofía Loren y Claudia Cardinale. La primera de ellas, está "profundamente conmocionada y entristecida" por el fallecimiento de su compañera, tal y como recoge el diario La Repubblica.
Gina Lollobrigida tiene en su haber galardones de la talla de un Globo de Oro y un italiano David de Donatello y posee, además, una estrella en el Paseo de la fama de Hollywood. En los primeros años de carrera, participó en varias películas con directores italianos como Luigi Zampa, Alberto Lattuada o Luigi Comencini. Sería con este último con el que rodaría Pan, amor y fantasía, donde interpretaría uno de sus papeles más aplaudidos por el que sería nominada al premio BAFTA. Otros importantes títulos de su filmografía son Fanfan la Tulipe (1952) o La mujer más bella del mundo (1955).
Una vez consagrada tanto en su país natal como en el resto de Europa, volvió a Hollywood, donde protagonizaría, junto a Rock Hudson, Cuando llegue septiembre (interpretación por la que se alzó con el Globo de Oro), además de Trapecio (1956) con Burt Lancaster y Tony Curtis; Salomón y la reina de Saba (1959) o Desnuda frente al mundo (1961), entre otras muchas películas.
A partir de la década de los 70 se centró más en otra de sus grandes pasiones: la fotografía (había estudiado Bellas Artes en Roma gracias a una beca). Llegó a ser fotógrafa de prensa y retrató a figuras de la talla de Salvador Dalí o Paul Newman e incluso entrevistó a Fidel Castro, todo lo cual la llevó a obtener el reconocimiento también de la profesión periodística y en 1990 recibió el ASP International Award de American Society of Photographers.
Tuvo también una agitada vida sentimental. Durante los primeros años de popularidad, despertó gran interés la relación con su entonces marido, el médico yugoslavo Milko Skofic, con quien se casó en 1949 y que es el padre de su único hijo, también llamado Milko. El divorcio, en 1971, tuvo un gran seguimiento mediático, al igual que su relación, mucho después, con el empresario español Javier Rigau.
Cuando ¡HOLA! dio a conocer el romance en octubre de 2006, la noticia sorprendió a propios y a extraños, dada la diferencia de edad entre ambos (Lollobrigida tenía entonces 79 años y Rigau, 45). Lo acabaría demandando por falsedad documental y estafa, una auténtica batalla legal que comenzó en 2013 y que no se dio por terminada hasta marzo de 2022, cuando un tribunal de Roma absolvió al español.
También se ha enfrentado judicialmente a su hijo, Milko, y a su sobrino Dimitri, que en 2014 acudieron a los tribunales para intentar demostrar que no estaba en sus plenas facultades para administrar su enorme fortuna, valorada en más de 35 millones de euros. Lo hicieron tras lo ocurrido con Rigau y la llegada a la vida de Lollobrigida, cuando tenía 83 años, de Andrea Piazzolla, de 23.
Tras la demanda de ambos, se le asignó un tutor legal, lo que hizo a Gina Lollobrigida sentirse "humillada", tal y como ella misma confesaba en una entrevista que dio en la televisión italiana a finales de 2021. A pesar del enfrentamiento, su hijo y su sobrino acudieron al hospital en el que estuvo ingresada en septiembre y protagonizaron un emotivo reencuentro con su madre y tía en un momento delicado para ella.