DIRECTOR

Rubén Sierra Salles

Meche no supera la ausencia de su hijo Raúl; su habitación está intacta, su ropa sigue en el armario. Sus hijas Dayana y Anabel tratan de convencerla de irse de Lídice, el barrio donde vivió toda su vida. Con la excusa del cumpleaños de Dayana, la familia se reúne, y con ellas la esposa de Raúl. La reunión se torna dolorosa, entre reclamos y heridas abiertas, ante la mirada impotente de quien se siente responsable por el dolor de quienes se quedaron.

Tras participar en la producción de varios films que han ganado importantes reconocimientos internacionales como El Amparo (2016) y La familia (2017), el venezolano Rubén Sierra Salles debuta como director con Jazmines en Lídice (2019), un drama basado en la obra teatral “Jazmines en el Lídice” de Karim Valecillos. 

Tanto el argumento de la obra como el de la película parten de un movimiento que se inició con la Fundación Esperanza Venezuela, creada por Carolina González, María Fernanda Pérez Rincones y Mariana Andrade, cuyo uno de sus primeros proyectos contempló el registro de los retratos de 54 madres venezolanas que perdieron a sus hijos por causa de la violencia, imágenes que fueron expuestas por un sinfín de vías públicas en todo el país y fue merecedor del premio Activista Efectivo por Amnistía Internacional.

Cada uno de estos testimonios fue pieza clave para la obra teatral, estrenada en 2013, año en el que obtuvo el Premio Isaac Chocrón en su primera edición, así como del Premio de la Asociación Venezolana de Crítica Teatral (AVENCRIT) y el Premio Municipal de Teatro.

Antes de convertirse en película, esta producción obtuvo el premio al Mejor Proyecto en el Festival de Cine de Cartagena y una Mención Especial en Cine en Construcción Toulouse, Francia. 

El acercamiento de Sierra Salles a la obra teatral viene de su amistad con la guionista Valecillos, pues precisamente de ella ya había producido la citada El Amparo. Sin embargo para el director “esta obra en particular a mi me pareció un reto más complejo”, comenta. “Yo tenía una cercanía particular con el tema. Pero también me parecía un reto porque siempre me ha interesado la exploración del lenguaje. Me pareció un reto tratar de llevar al cine una obra de teatro que era muy dialogada y también muy activista. La obra en Venezuela se hizo en un contexto muy difícil, sobre todo porque hablaba de la realidad, de las madres que perdían miembros de su familia, principalmente hijos. Todo por un tema de violencia común, no crimen organizado sino de crimen común, una cosa muy al azar. Para robarte un carro, para robarte dinero, para robarte un teléfono inclusive. La violencia en ciertas zonas de Caracas se puede tornar fuerte. Esa parte activista funciona es en el teatro, porque el teatro tiene una conexión inmediata con los espectadores de un lugar determinado. Entonces yo de alguna forma quería poder hacerle honor al corazón de la historia pero no caer en la parte demasiado sociológica. Que mi motor no fuera la sociología detrás de la película sino, la poesía y sobre todo la sensibilidad alrededor de los personajes. Para mí el punto de encuentro entre la obra y la película estaba en traducir poéticamente esta sensación de vacío y de duelo que tenia la historia”. (https://blogs.mediapart.fr).  

Protagonizada por buena parte del elenco original de la obra de teatro, en el que se encuentran Gladys Prince, Rossana Hernández y Tatiana Mabo, el film compitió en el Festival Internacional de Cine de Miami, así como en la edición XV del Festival del Cine Venezolano, realizado en Caracas, donde ganó los premios a la Mejor ópera prima, montaje y cámara. 

Premios

• Festival de Miami: Selección a concurso
• Festival del Cine Venezolano (Caracas): Mejor ópera prima, montaje y cámara
• Festival de Toulouse: Selección a concurso.