Kerr, protagonista junto a Burt Lancaster de uno de los besos más famosos de la historia del celuloide (en la foto), padecía Parkinson desde hacía varios años. Casada con Peter Viertel y madre de dos hijas, vivió en Suiza durante años, pero cuando los síntomas de la enfermedad comenzaron a agravarse regresó a Inglaterra para estar cerca de sus familiares. Nacida en Helensburgh (Escocia) en 1921, la actriz intervino en numerosos filmes británicos antes de dar el salto a Hollywood en 1947, donde pronto se convirtió en una de las estrellas imprescindibles de la cartelera estadounidense. Oscar honorífico en 1994 La actriz fue candidata en la categoría de mejor actriz en seis ocasiones, dos de ellas por los papeles que le reportaron mayor reconocimiento: De aquí a la eternidad (From Here to Eternity, 1953), de Fred Zinnemann, y El Rey y yo (The King and I, 1956), de Walter Lang. En 1994, Kerr recibió un Oscar honorífico por su contribución a la industria cinematográfica. Otras de sus películas fueron The Life and Death of Colonel Blimp (1943), de Michael Powell y Emeric Pressburger, An Affair to Remember (1957), de Leo McCarey o Bonjour tristesse (1958), de Otto Preminger.