Comienzan hoy en Francia cuatro días de huelga de rodajes cuyo llamamiento lo han realizado tres sindicatos de técnicos de la producción cinematográfica y audiovisual. ¿La causa de este conflicto social? La muy difícil renegociación del obsoleto convenio colectivo del sector, adoptado desde hace meses con los productores y bajo la tutela del Ministerio del Trabajo. Remontando a los años cincuenta, este convenio fija, en particular, salarios mínimos muy raramente aplicados y obligando a casi el conjunto de la profesión a evolucionar fuera de la legalidad. Denunciando el carácter desproporcionado del llamamiento a la huelga, cinco organizaciones de productores de cine han publicado un comunicado común que precisa sus posiciones. El APC (Asociación de Productores de Cine), el API (Asociación de Productores Independientes), el SPI (Sindicato de Productores Independientes), el UPF (Unión de Productores de Películas) y la AFPF (Asociación Francesa de Productores de Películas y Programas Audiovisuales) destacan así haber aceptado, a partir del pasado 8 de junio, la aplicación del cuadro de salarios 39h, descartando el principio de un cuadro de 48h, sin olvidar su acuerdo para una revalorización de los bajos salarios del cuadro y la reafirmación de la necesaria consideración de la situación específica de películas de economía frágil, que representan una parte importante de los empleos del sector. Los productores reclaman, por otra parte, una definición de las modalidades de descuento del tiempo de trabajo y del cálculo de las horas extras practicables, así como el respeto de las disposiciones del Código del Trabajo. Por último, apoyan la idea de una reunión de Estados generales del cine basada en una fotografía de las realidades del sector elaborada bajo los auspicios de las autoridades públicas. El conjunto de los protagonistas se reunirá hoy en el Centro Nacional de la Cinematografía (CNC), que intentará una mediación. A no perder de vista.