El planteamiento de la reforma a las leyes vigentes que benefician la producción del cine en el vecino país, por parte del recién asumido nuevo gobierno, ponen en peligro la buena racha que la actividad ha experimentado en estos últimos años.
Colombia es uno de los "paraísos" de la producción audiovisual en el subcontinente americano. Los beneficios que han aportado en los últimos años las leyes 814 y 1556 propiciaron un auge de las producciones en el país, especialmente de las filmaciones, convirtiéndolo en el más atractivo para los productores de América Latina, Estados Unidos e incluso Europa. Ahora, con el nuevo gobierno, el sector ha alzado la voz de alarma, ya que el borrador de la reforma tributaria presentado en la Cámara, por parte del ministro de Hacienda José Antonio Ocampo, pone en peligro esas desgravaciones fiscales y el futuro de la industria.
No se trata solo de dinero invertido en el país, también de puestos de trabajo. Todo el escalafón profesional del audiovisual se ha visto beneficiado por la proliferación de rodajes, y muchos jóvenes han podido desarrollar sus vocaciones y encontrar trabajos creativos y bien remunerados. Si como aparece en el proyecto se deroga el artículo 16 de la Ley 814 de 2013, la que se conoce como la Ley del Cine, y el inciso segundo del artículo 9 de la Ley 1556 de 2012, conocida como Ley de Filmaciones, directamente desaparecería la primera meca de rodajes de América del Sur.
Gracias a la normativa en peligro, Colombia ha pasado en los últimos 20 de producir entre dos y tres películas anuales a hacer 50 largometrajes, mientras que las plataformas digitales y las productoras cinematográficas extranjeras han realizado numerosos proyectos en el país. El último es Alina de Cuba / Alina of Cuba, una producción independiente estadounidense que llevará al país en pocos días a James Franco, Mía Maestro y Ana Villafañe, dirigidos por el español Miguel Bardem.
Andrés Jaramillo, abogado y cofundador de la Asamblea Nacional Audiovisual, afirmó a El Colombiano, que de salir adelante tal cual la reforma tributaria, el daño sería irreversible: “Sin esos incentivos fiscales, el sector se va a la quiebra, se pierden miles de empleos y la industria volvería a los indicadores que tenía antes de 2002”.
Sería además un golpe mortal para la financiación del Fondo para el Desarrollo Cinematográfico (FDC), un fondo parafiscal que subvenciona directamente al cine colombiano y lo promociona en todo el mundo. Jaramillo considera que es el momento de que el sector audiovisual se una y haga entender al Gobierno los beneficios que estas dos leyes en peligro han aportado en generación de empleo, ingresos en hostelería y servicios técnicos y promoción del turismo. Lo que muchos encuentran incomprensible es que esto se plantee con un nuevo ejecutivo de izquierdas, ideología para la que la Cultura siempre ha sido un pilar básico. Sin embargo, ya en México el gobierno de AMLO ha tenido un muy negativo efecto en el cine nacional, así que todo es posible...