“Especial”, de Ignacio Márquez, es protagonizada por Greyber Rengifo en la piel de Chuo, un joven con Síndrome de Down que anhela la independencia y el amor de su padre. Después de un exitoso recorrido por festivales, se estrena en octubre. Conversamos con ellos
Con mirada atenta y sonrisa picarona, Greyber Rengifo entró a la sala acompañado por el director Ignacio Márquez. Actor con Síndrome de Down, estrenará en octubre su primera película Especial en las salas de cine de todo el país, aunque quizás ya de esta película hayas oído hablar.
La cinta obtuvo el Premio Silver Hugo en el Festival de Cine de Chicago y una Mención Honoraria en el Festival de Cine Negro de Montreal. A su regreso fue galardonada con los premios de Mejor Película, Mejor Dirección, Mejor Actor a Greyber Rengifo, Mejor Dirección de Arte, Mejor Cámara, Mejor Casting, Mejor Vestuario, Mejor Montaje y una Mención Especial del Premio de la Prensa “Amy Courvoisier” en la 17° edición del Festival de Cine Venezolano.
En el transcurso de la conversación, la cercanía entre el director y el actor se hizo evidente. Entre bromas, Greyber reveló que disfruta de la salsa romántica, a diferencia de la que denominó “salsa de viejos” que escucha Márquez. También expresó su entusiasmo por telenovelas y series como “La reina del Sur”, “La reina del flow”, “Vecinos”, entre otras.
Entusiasmado por la actuación, espera continuar en el mundo del cine y del teatro. De hecho, Ignacio Márquez está actualmente trabajando en un guion que incluiría a Rengifo, si llegara a concretarse. Por su parte, Greyber está trabajando con Daniela Vielman en su obra “Bendito celular”.
-Tanto con el cortometraje Sueño Down como con la película Especial, te has inclinado por tratar la temática del Síndrome de Down ¿Por qué?
-Ignacio: Yo empecé a trabajar en Apoye – Asociación Audaz para la Orientación y Estímulo de Personas con Necesidades Especiales- desde que se fundó en el 2000. En Caracas, hasta ese momento, no existía una institución que trabajara con adultos Down, por lo que los padres de siete de estos muchachos crearon esa institución.
No estoy seguro de por qué tengo esta inclinación por las personas Down. No te puedo decir algo racional. Es más bien una intuición, porque no me formé ni como psicopedagogo, ni tengo familiares con una condición especial. A lo mejor, si lo trato de ver a lo lejos, yo tuve un profesor en sexto grado que me marcó, y él le daba clases a población especial.
Cuando se fundó esta institución, le comenté a la hermana de uno de estos muchachos especiales que quería hacer teatro con ellos. Para ese entonces, ya hacía teatro profesional. Y cuando comencé a trabajar con ellos, fue amor a primera vista: conecté con ellos y ellos conmigo de una manera inmediata.
Greyber entró a esa institución mucho tiempo después. ¿En qué año entraste tú a Apoye?
Greyber: En el 2019.
Ignacio: Sí, en el 2019… No, espera, fue antes… ¿cuándo empezaste en Apoye?
Greyber: Yo estuve en IPAE.
Ignacio: Claro, antes estuviste en IPAE, pero tienes que tener en Apoye como ocho años, más o menos.
Bueno, mi conexión con ellos es esencial. Este es el espacio de trabajo que yo más he disfrutado, porque ellos tienen dos características que para mí son fundamentales. Por un lado, tienen un canal directo a la emoción; es decir, que para bien o para mal ellos te van a expresar lo que sienten.
Y luego está el carácter del arte que está retratado en la película. Fíjate que en el ámbito laboral tienen un tope. En el ámbito deportivo logran cierta repercusión, pero siempre compitiendo con sus pares. En el arte logran tumbar las barreras. Tú en la película no estás viendo a Greyber por su condición. Él ha obtenido tres premios como actor en tres festivales diferentes. Ahí es donde siento que hemos conseguido la verdadera integración, cuando su trabajo actoral es valorado a la par que cualquier otra persona.
-Muchas veces pensamos en las personas especiales como si fueran niños. ¿Cómo se abordan los casos de las personas adultas en Venezuela?
Ignacio: Bueno, pregúntale a él.
Greyber: Yo soy adulto, estoy aprendiendo a leer y también hago deportes. Juego fútbol y hago teatro. Yo tengo una película que se llama Especial, que hice con mi familia, con mis compañeros y con este señor.
Ignacio: Claro, ahora te pregunto yo. ¿Tú quisieras vivir solo?
Greyber: Sí.
Ignacio: ¿Y tú quisieras vivir con tu novia?
Greyber: Sí.
Ignacio: ¿Y eso es posible?
Greyber: Con nuestros trabajos.
Ignacio: Ajá. ¿Pero tú crees que es posible que puedas vivir solo con tu novia, por ejemplo? ¿Por qué no pasa?
Greyber: Quiero estar con ella. Yo cocino, pongo los platos, pongo los vasos…
Ignacio: Ya va, ya va, tú no cocinas.
Greyber: Sí.
Ignacio: ¿Qué cocinas tú?
Greyber: En el día de la madre yo hice carne, puré y ensalada.
Ignacio: ¿Tú hiciste todo eso?
Greyber: Sí. ¡No ponga esa cara!
Ignacio: No sé, no sé. Pero eso fue el día de la madre nada más…
Hay que tener en cuenta también los condicionantes familiares, que es importante abordar porque en algunos casos los familiares los siguen tratando como niños, siendo adultos. De hecho, hay una psicopedagoga a la que constantemente consulto, que quiere hacer cine foros con la película para las familias.
Uno de los protagonistas de Sueño Down, que también estuvo en el equipo de dirección de la película, tiene una novia desde hace como veinte años. Ambos deben tener como cuarenta años y las familias todavía no los dejan solos. Todavía no han tenido relaciones sexuales, lo cual es una barbaridad. Porque ellos también tienen necesidades sexuales y sociales como las de cualquier otra persona.
-Cuando dices que te gustaría “construir a partir del reconocimiento de las diferencias”, ¿a qué te refieres?
Ignacio: Los tiempos suyos no son los tiempos a los que estamos acostumbrados. Ni a lo que está acostumbrado el cine. Entonces tenemos que adaptamos a su tiempo. Por ejemplo, en una entrevista de radio van a tratar de condicionar un tiempo y él se va a tomar otro para formular una respuesta. ¿Estamos dispuestos a eso? Normalmente no.
Ellos tienen una manera de ver ciertas cosas que nosotros no comprendemos. Por ejemplo, son muy afectuosos y hay personas que no lo procesan.
-¿Por qué quisiste hacer cine habiéndote formado en el teatro, Greyber?
Greyber: Bueno, hice una película que se llama Especial. Mi personaje puede pintar y poner la mesa. Yo tengo un papá que se llama Ruper. Él toca la conga. Y yo hice eso porque me hacía feliz. Yo me puse muy contento, estas son lágrimas de felicidad.
Ignacio: ¿Y tú te imaginaste que en algún momento ibas a hacer una película?
Greyber: No.
Ignacio: ¿Y quién te contó que ibas a hacer una película?
Greyber: Eso me lo contó usted con mi mamá. A veces juego con mis primos y ellos se pusieron muy contentos. Y mi hermana me abrazó y me dice que me extraña mucho.
Ignacio: Sí. Hay una cosa con su hermana: cuando hicimos la película, ella todavía estaba viviendo en Venezuela. Luego se fue a Chile y cuando Especial se presentó en el Festival Internacional de Cine de Santiago, ella tuvo la posibilidad de ver a su hermano allá. Y ella le lleva las redes sociales desde Chile.
Greyber: Ella siempre pone todo. Instagram y Facebook. Ella está en el corazón que tengo.
-¿Y has visto películas con actores Síndrome de Down, Greyber?
Ignacio: No creo que haya visto ninguna, pero es que hay muy pocas. Hay una película que se llama Anita, que es argentina, El octavo día es belga, Colegas es brasilera. Esa última es muy divertida.
Te recomiendo que te veas Yo también. El protagonista es el primer Down licenciado que hay en Europa, un español de nombre Pablo Pineda, que además ganó como mejor actor en el Festival de San Sebastián. Es psicopedagogo. También Campeones…
Greyber: Yo he visto esa. Los muchachos juegan basquetbol y tienen Síndrome de Down.
Ignacio: Sí, quizás parezca antipático, pero a mí no me gustó. Sentí que los explotaban, y a mí esa parte no me hace sentir cómodo. Es decir, los hacen ver graciosos en situaciones en que realmente no es necesario. Pero está bien hecha, ojo.
El tema es con la sensibilidad. ¿Para qué los invitas? Es para sacarles provecho o para acompañarlos. Para mí tiene que ver más que todo con el diálogo. Ese papá al principio lo subestima, lo cree incapaz de hacer cosas, pero a medida que lo suelta y le da responsabilidades, Chuo responde.
De hecho, tuve una reunión con el equipo técnico antes de la grabación para darles una serie de tips sobre cómo relacionarse, porque aparte, él no es ningún tonto, ¿verdad, Greyber? Yo les dije: él a los tres días va a entender que es el centro de todo y se va a aprovechar. Está en nosotros tratarlo como un adulto. Por supuesto, en el momento en que quiera algo, te va a torcer la cara y te va a mirar con esos ojos…
Greyber: Basta, Ila.
Ignacio: Me dice Ila. Es un diminutivo.
-¿Greyber, cómo te sentiste trabajando con todo ese equipo?
Greyber: Bien. Un amigo se llama Ñoño. Él siempre anda con una cámara grande…
Ignacio: El camarógrafo se llama Julio César Castro (Moñoño). Es uno de los mejores camarógrafos del país y mide como dos por dos. Él se encarga de la cámara de todo lo que he dirigido. Él conoce a los muchachos especiales con los que trabajo, y es un tipazo. Aparte, claro, como el sesenta por ciento de la interacción solo era entre el camarógrafo, el foquista, el microfonista, Ruper, Greyber y yo, entonces todos éramos muy cercanos.
-¿Cómo hiciste para trabajar con esa franqueza que le viene tan natural a Greyber al momento de rodar la película?
Ignacio: Aquí entra otro aspecto. Las personas con Síndrome de Down tienen en general una predisposición a jugar. Y esto, al final, es la esencia de la actuación. Los actores en su mayoría empiezan a racionalizarla, pero él no. Yo le planteo una situación y él inmediatamente va a entrar en ella. La realidad de Chuo en la película no se parece en nada a la de Greyber, pero él la hizo a través del juego. Eso es un carácter del Down en general, pero este personaje, este señor que lo representa, particularmente tiene esa capacidad.
-¿Crees que la película conecta más con el público que con la crítica?
Ignacio: Ambos. Nosotros estrenamos la película en el 2020 en Chicago, en el festival más longevo de Estados Unidos y uno de los más importantes del mundo. Allí la crítica fue muy positiva. A mí me sorprendió que hablaran tan bien de la película.
Claro, como eso fue en pandemia, fue muy particular cuando hacíamos las entrevistas, porque veíamos el brillo en los ojos de las personas hablándonos de la película. Luego, cuando empezaron las proyecciones presenciales, ver además a este ser, es difícil no caer en las garras de este personaje, ¿verdad, Greyber? Ojo, Ruper también hizo un excelente trabajo, porque es músico, no actor. Fue una colaboración por parte de los tres.