Había una vez, cuando Los Andes eran todavía un lugar lejano e inaccesible, una casa alta de piedra aprovechada como albergue para viajeros. Era el único lugar con puertas y ventanas donde pernoctar en kilómetros a la redonda. A este esquilmado páramo solían llegar comerciantes, aventureros, gentuza en busca de alguna verdad, charlatanes y misioneros. En esa casa de piedra habitaban sus dueños con su hija Beatriza, una moza fresca y excepcionalmente apetecible; también el maestro Azcárate, una eminencia sin empleo conocido, que habita el albergue a cambio de sus buenos oficios como mentor y oráculo de la familia. Y, por último, un joven a quien dotó la naturaleza de un carácter amabilísimo; su fisonomía anunciaba la bondad de su corazón: tal vez por esto, y no por otro motivo, le llamaban Cándido.

Cuarto largometraje del cineasta venezolano Leonardo Henríquez, tras Tierna es la noche (1990), Tokio Paraguaipoa (1996) y Sangrador (2001).

De acuerdo a Henríquez, esta "comedia trágica" que es El infierno perfecto (2006), trata de cómo Cándido, el famoso personaje del autor francés Voltaire trasladado a Los Andes venezolanos, fue criado en el mejor de los mundos posibles, y cómo lo echaron de él; de cómo perdió a su amada Beatriza y a su maestro Azcárate; su paso por tempestades y naufragios existenciales; de encontronazos con la fe y las miserias del universo; y de cómo Cándido deseó, en cada momento, que ese fuera el último día del mundo.

Como libre adaptación de "Candido o el optimismo", clásico de la literatura, cuestiona desbordantes circunstancias por las que transitan los personajes en una sociedad que se considera satisfecha.

Rodada en el páramo de Mucuchíes, la cinta está protagonizada por Leandro Arvelo, Alfonso Urdaneta y Carolina Riveros, con actuaciones destacadas de Nelson Rivero, Iván Maldonado, Oswaldo Hidalgo, Javier Abad, Freddy Torres, Jacinto Cruz y Karina Gómez Franco.