Giovanna lleva nueve años felizmente casada. Trabaja en una granja de pollos, cocina pasteles para un café local y cuida niños. Todo va bien hasta que su marido lleva a casa a un hombre amnésico que ha encontrado en la calle. En su intento de ayudarle, Giovanna pasa cada vez más tiempo con él y poco a poco va descubriendo su misterioso pasado: un número tatuado en su antebrazo, su experiencia en el mundo de la pastelería, un nombre: Simone… Cada vez más irritada con la pasividad de su marido, empieza a fijarse en el vecino de enfrente, en el que pone la esperanza de algo nuevo y excitante en su vida…

Nacido en Estambul (1959), Ferzan Ozpetek marchó a Italia en 1978 para estudiar en la Universidad de Roma. Trabajó un tiempo con Julian Beck y en el Living Theatre, y pasó al mundo del cine como ayudante del director Maurizio Ponzi.

Su primer título fue Hamam, el baño turco (1997), seguido de Harem Suaré (1999) y El hada ignorante (Le fate ignoranti, 2001), con el que ganó el reconocimiento mundial al conseguir el Premio a la Mejor Película en el Festival de Cine Gay y Lésbico de Nueva York.

La ventana de enfrente (La finestra di fronte, 2004) ha ganado numerosos premios y el reconocimiento de crítica y público desde que se estrenó, proceso que ha culminado con las once nominaciones a los Premios David Di Donatello de la Academia Italiana y los cinco premios que finalmente consiguió (Película, Actor, Actriz, Música y Premio David Scuola).

“Una vez conocí a un viejo que tenía problemas con su memoria”, explica el realizador. “Tardé muchas horas tratando de comprender sus palabras.” Este hombre fue la inspiración para el personaje de Davide, interpretado por el gran Massimo Girotti.

Pero la historia de Davide necesitaba una resonancia en un contexto más contemporáneo: “Por tanto, fue muy importante para mi situarlo en medio de una relación de una pareja joven y su propio pasado”, aclara el director de origen turco. “Hoy la gente joven desconoce en absoluto todo acerca de la Segunda Guerra mundial y lo que le pasó al pueblo judío.”

Por tanto, la Italia de la juventud de Davide está en eterno contraste con la moderna y bulliciosa Roma de Giovanna. La ventana de enfrente trata sobre como encontramos el amor y la pasión en medio del caos. A Giovanna y a Davide la historia y el destino les han dado la oportunidad de tomar otro camino, tanto en sus propias vidas como en las de otros. Ambos pronto descubrirán que la decisión no está tan clara como parece y, a pesar de su viaje emocional, Giovanna se encuentra finalmente a si misma en un punto no muy lejano del que comenzó.

Pero Ferzan Ozpetek cree que Giovanna ha descubierto algo nuevo que podría revelar el sentimiento más profundo que la película quiere ofrecer: "creo que lo que quiero que se transmita al público es que debes pensar antes en ti mismo que en los demás. Antes de amar a alguien es necesario quererse a uno mismo… ese es el secreto"