La edición 75º del Festival se inaugura con el Gran Teatro Lumière en pie ante un emocionante discurso sobre 'El gran dictador': "El odio desaparecerá y los dictadores morirán"
"El cine no puede quedarse mudo ante el ataque de Rusia a Ucrania". El presidente de Ucrania irrumpió, antes que sólo aparecer, en la inauguración de la 75ª edición del Festival de Cannes y, perfectamente dueño de la situación (su situación), el político que antes fue actor puso en pie al Gran Teatro Lumière como pocas veces antes. Quizá nunca antes. Su comparecencia, emotiva y perfectamente calculada, volvió a pulsar la tecla que debía. Si ante el Congreso de Estados Unidos recordó Pearl Harbor y en el Congreso de Diputados español trajo a la memoria el bombardeo de Guernica, en el templo cinematográfico mundial el protagonista fue Charles Chaplin. Y más concretamente, su película El gran dictador.
"Cientos de personas mueren cada día. Ninguno de ellos se va a levantar tras el aplauso final. [...] ¿Qué hará el cine? ¿Hablará o se mantendrá en silencio? Si hay un dictador y una guerra por la libertad, todo depende de nuestra unidad. Entonces, ¿puede el cine quedarse al margen? [...] Necesitamos un nuevo Chaplin que demuestre que el cine no puede permanecer mudo", dijo en referencia a la que fue la primera película sonora del genio nacido en Londres en 1889. Alguno hubo entre el público que no pudo por menos que recordar, palabra por palabra, el discurso con el que cierra la película de 1940, rodada en plena Segunda Guerra Mundial. Allí Chaplin advierte al mundo que se desmorona: "Los dictadores son libres, sólo ellos, pero esclavizan al pueblo. Luchemos ahora para hacer realidad lo prometido. Todos a luchar para liberar al mundo. Para derribar barreras nacionales, para eliminar la ambición, el odio y la intolerancia. Luchemos por el mundo de la razón. Un mundo donde la ciencia, el progreso, nos conduzca a todos a la felicidad".
Y el cierre de Zelenski, en consecuencia, quiso estar a la altura: "A todos los que me escuchan les digo: no se desesperen, el odio desaparecerá y los dictadores morirán. Tenemos que ganar esta victoria y necesitamos un cine que asegure que este final esté siempre del lado de la libertad".
Poco antes de que la actriz Virginie Efira le diera la palabra al presidente en guerra, el director artístico del Festival, Thierry Frémaux, recordó el compromiso del certamen con una invasión que ha determinado tanto la programación como el sentido mismo de la cita. Dos generaciones de cineastas ucranianos se citan en él. Sergei Loznitsa presenta The Natural History of Destruction, sobre el colapso de las ciudades alemanas durante la Segunda Guerra Mundial, a la vez que el joven Maksym Nakonechnyi estrena Butterfly vision en la sección Un Certain Regard.
Además, la semana pasada se anunció la película póstuma del director lituano Mantas Kvedaravicius, asesinado a principios de abril en Mariupol. Mariupolis 2 muestra la vida que continúa bajo las bombas "y revela imágenes tan trágicas como esperanzadoras", en palabras del programa de mano del festival. Por otro lado, sólo el disidente ruso Kirill Serebrennikov ha sorteado el embargo a todas las producciones y delegaciones relacionadas con el Gobierno de Moscú.