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ANAC / ANAC / Martes 01 de Enero
Carta al actor Danny Glover
Carta al actor Danny Glover
En Asamblea General realizada el martes 29, la ANAC y CAVEPROL han enviado una carta abierta al actor Danny Glover con motivo del financiamiento por parte del gobierno venezolano a su proyecto
En Asamblea General Extraordinaria celebrada la noche del martes 29, la Asociación Nacional de Autores Cinematográficos (ANAC) y la Cámara Venezolana de Productores de Largometrajes (CAVEPROL) decidieron enviar una carta al actor y cineasta Danny Glover, con motivo de la reciente aprobación, por parte de la Asamblea Nacional de Venezuela, de 18 millones de dólares para un proyecto cinematográfico. A continuación, anexamos su texto:Caracas, 28 de mayo de 2007 Señor Danny Glover: La aprobación por el gobierno de Venezuela de 18 millones de dólares para financiar una película dirigida por Ud. ha despertado descontento y consternación en la comunidad cinematográfica venezolana, incluidos los directores, productores, guionistas, técnicos, actores y otros miembros de nuestra industria. Como asociaciones gremiales que reúnen a la mayoría de los cineastas, hemos querido comunicarle los motivos de tales sentimientos y hacerle algunas preguntas que corresponde a Ud. responder. En primer lugar nos llama la atención que, si es su deseo contribuir a la realización de películas que enaltezcan la historia y la identidad latinoamericana, no haya usted mostrado interés, en sus repetidas visitas a Venezuela, por intercambiar experiencias con la comunidad creativa y profesional de nuestro cine, más allá de reunirse en privado con la máxima autoridad ejecutiva del país, con los funcionaros oficiales de la cultura y el cine, y con aquellos quienes trabajó directamente en una serie de televisión. Tal intercambio hubiese sido de gran utilidad para nosotros, por tratarse usted de una personalidad importante de la industria cinematográfica de Hollywood, donde se toman decisiones que afectan a todos los que ejercemos esta actividad en el mundo entero, y nos hubiese podido ilustrar sobre muchos aspectos de esa realidad. Y también muy útil para usted, porque le hubiese permitido conocer mejor la situación artística y profesional del cine venezolano, su historia llena de esfuerzos, dificultades y logros. Una realidad que está usted obligado a conocer, en razón del considerable aporte financiero que el gobierno de nuestro país le acaba de otorgar, recursos que sin duda forman parte del capital de nuestra cinematografía y del que hoy nos vemos privados los cineastas venezolanos. En fin, comprenderá usted que la asignación de una cantidad tan elevada para que usted dirija su primera película comporta para usted un serio compromiso con Venezuela y su cinematografía. Quizás a usted le sorprenda que nos luzca exorbitante la cantidad de 18 millones de dólares para producir una película, acostumbrado como está a participar en proyectos que duplican y hasta triplican esa cifra. Pero ha de saber que esa cantidad corresponde al total de lo recibido por los organismos cinematográficos venezolanos en los últimos 5 años, con lo cual debieron sufragar sus gastos de operación administrativa, la producción y promoción de nuestras películas, la inversión en formación profesional, etc. En los dos últimos años, la inversión venezolana en cine ha sido incrementada gracias a una nueva Ley que permite recaudar fondos privados para el instituto cinematográfico y a una política estatal de incremento de sus aportes directos a la producción, los cuales se realizan mediante una nueva institución, la Villa del Cine, la misma a través de la cual ha recibido usted el considerable aporte. ¿Sabe usted, señor Glover, cuál es el costo de las películas venezolanas? Oscila entre 600 mil y un millón de dólares, de los cuales el cineasta recibe un poco menos de 500 mil dólares de parte de la institución oficial y el resto tiene que conseguirlo con pequeños coproductores internacionales o nacionales, y muchas veces invertirlo de su patrimonio. Tenemos cineastas que han producido sus películas con 10 mil dólares y luego pasan años invirtiendo su patrimonio para poderlas culminar. Verá usted, señor Glover, que la cantidad que nuestro gobierno le acaba de asignar a su proyecto, de manera discrecional y secreta, serviría para financiar 36 películas venezolanas, esto es, la producción de cuatro años de nuestro cine, de acuerdo al promedio de los últimos años. Estos recursos son siempre escasos. Por ello, para acceder al financiamiento de nuestros proyectos, los cineastas venezolanos tenemos que participar en unos concursos de selección en los que participa un número de solicitantes que suele superar cinco o más veces la cantidad de películas que pueden ser aprobadas. O sea, de 30 solicitudes son aprobadas 5 ó 6 cada año; quizás se aprueben un poco más este año pero también habrá muchas más solicitudes. ¿Conoce usted las duras realidades que enfrentamos los cineastas venezolanos para exhibir comercialmente nuestras películas? Es la misma realidad que sufren los cineastas en el resto de América Latina y de casi todos los países, incluidos los cineastas independientes de su país, que no están alineados a Hollywood. Sabrá entonces que nuestras películas son exhibidas en precarias condiciones de lanzamiento, escasa cantidad de copias y casi nula publicidad, en los estrechos resquicios que dejan las millonarias producciones hollywoodenses, esas que lo han hecho rico y famoso a usted mismo. Y créanos que no hay mala voluntad ni resentimiento en este comentario; por el contrario, nos alegramos de su éxito profesional. Sólo que no podemos evitar el sentimiento de que debería ser usted quien trajera dólares de Hollywood para Venezuela, si tanto aprecia a nuestro país y a su proceso revolucionario. Es notorio que posee usted gran relevancia en ese centro de poder cinematográfico, que tiene sólidas amistades con decision makers y es representado por poderosos agentes. Hay algo que debería ser de su interés, por ser este su caso. Nos referimos a las solicitudes de financiamiento de los nuevos directores. Hay en nuestro país una “cola” de valiosos cineastas que aspiran a dirigir su primer film y que deben esperar largamente su turno hasta que existan recursos suficientes; ante ello, deben presentarse una y otra vez ante la comisión respectiva. ¿Cómo cree usted que se sentirán al observar que un cineasta natural de otro país, también debutante como director, reciba los extraordinarios recursos con los que acaba de beneficiarlo a usted nuestro gobierno, sin pasar por el examen de ninguna comisión especializada, merced una negociación secreta (y política, no cabe suponer otra cosa) con nuestro gobierno? Procedimientos como el utilizado por usted ante nuestro gobierno para financiar su proyecto son un precedente desmoralizante y poco formativo para las generaciones futuras del cine venezolano. Porque enseñan a nuestros jóvenes que no hay que concursar, no hay que competir, porque resulta más eficaz hacerse de favores políticos para realizar las películas. De hecho, es creciente el número de cineastas experimentados de nuestro país que han tomado el atajo de arrimarse políticamente al gobierno para que se les asignen discrecionalmente proyectos de costos mayores que los usuales, sin competir con sus otros colegas. Y ya tenemos noticias de que otros famosos directores norteamericanos preparan sus papeles para venir a explotar la generosidad de nuestro presidente. ¿Quisiera usted que en su país los cineastas necesitaren del favor del presidente para financiar sus películas o prefiere que compitan y concursen según sus méritos? Por ejemplo: ¿Cuántas películas críticas de la guerra de Irak se harían si ello dependiera del presidente Bush? Debería usted saber que para aprobar el millonario financiamiento a su proyecto nuestro gobierno ha violentado todas las normas de la industria del cine nacional, establecidas en la Ley de Cinematografía y sus reglamentos, así como los acuerdos de coproducción que ha firmado con múltiples países. Estas normas establecen condiciones de idioma; nacionalidad del director, guionista, actores y técnicos, para considerar el financiamiento de una película, ya sea nacional o de co-producción. Igualmente establecen la obligatoriedad de que todo aporte venezolano sea canalizado a través de un productor venezolano que actúe como coproductor del proyecto extranjero beneficiado. Esas normas, que debemos cumplir rigurosamente los cineastas venezolanos, han sido saltadas alegremente por el gobierno nacional para favorecerlo a usted, no sabemos por cuáles razones. Por cierto, Venezuela no tiene ningún convenio de coproducción firmado con los Estados Unidos, su país de origen. Por estas razones, y con el mayor respeto, los cineastas de Venezuela queremos expresarle que usted se ha hecho parte de un hecho poco ético, al recibir de nuestro gobierno una cantidad de dinero que no guarda proporción alguna con los exiguos presupuestos que del mismo Estado recibimos los venezolanos. Le deseamos un pronto regreso a nuestro país, para tratar de obtener de usted una reunión con un grupo de cineastas nacionales, tanto jóvenes como experimentados. Quizás allí podamos dilucidar algunas de estas cuestiones, y cualquier otra que pudiese inquietarlo a usted sobre esta modesta aunque vital cinematografía, a la cual usted acaba de vincularse de manera tan significativa, sin conocerla siquiera. Respetuosamente, ASOCIACIÓN NACIONAL DE AUTORES CINEMATOGRÁFICOS (ANAC) CÁMARA VENEZOLANA DE PRODUCTORES DE PELÍCULAS DE LARGOMETRAJE (CAVEPROL)