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EL UNIVERSAL / Blanca Santos / Martes 01 de Enero
Jornadas para amar y odiar al cine venezolano
Organizadas por la Fundación Herrera Luque(Entrevista a Rodolfo Izaguirre)Durante tres días, realizadores, actores y distribuidores diseccionarán al séptimo arte Desce mañana y hasta el próximo 28 de octubre un grupo de figuras ligadas al séptimo arte analizarán las razones para amarlo y odiarlo. Los procesos, las instancias involucradas, los detrás de las cámaras y la situación actual del cine criollo bajo la influencia de la reforma a la Ley de Cinematografía serán motivo de reflexión en las jornadas "Cómo aprender a amar y a odiar al cine venezolano", que esperan reunir a quienes trabjan o disfrutan de este arte.-¿Por qué ese título para este evento?-Es us título atractivo y sugestivo. En lo personal tengo más de cincuenta años amando y odiando por igual al cine venezolano y defendiéndolo contra sus enemigos abiertos o embozados porque mantengo con él y con sus cineastas una relación de amor y odio que la hace humana y la llena de vivos y hermosos resplandores.-¿Cuáles son, a su juicio, las razones para amarlo u odiarlo?-Lo amo por la determinación y empeño de nuestros cineastas en llevar adelante el proyecto de afirmar una cinematografía, pese a los obstáculos que el propio país les ha puesto para impedirles la marcha. Y lo odio cuando maneja con torpeza su lenguaje y descuida el universo interior de sus personajes.-¿Qué esperan logras con estas jornadas?-En Maracaibo, Manuel Trujillo Durán inició en 1895, la aventura del cine entre los venezolanos, pero sospecho que todavía hoy no se han logrado consolidar los fundamentos industriales que permitan reconocer la existencia de una cinematografía, quiero decir, un volumen de producción apreciable, coherente y sostenido
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