A lo largo de su carrera, iniciada a finales de los años 70, incluyendo el título que le dio fama, "Alien, el octavo pasajero", cimentada luego en su secuela, la actriz estadounidense ha encarnado diversos roles no solo en exitosas películas de ciencia ficción sino además en comedias y dramas
La Academia de Cine española ha anunciado este martes que la actriz Sigourney Weaver recibirá el próximo día 10 el Goya Internacional por su excepcional carrera en la industria del cine. Esta distinción coloca a Weaver en la compañía de otras grandes estrellas como Cate Blanchett y Juliette Binoche, consolidándola como una de las actrices más destacadas de su generación.
Desde sus inicios en la pantalla grande, Sigourney Weaver ha dejado una marca indeleble en el cine con una variedad de personajes memorables que van desde la valiente Teniente Ripley en la icónica saga de "Alien" hasta la intrépida Dian Fossey en Gorilas en la niebla. Su versatilidad actoral le ha permitido interpretar roles en comedias, dramas y películas de ciencia ficción con igual maestría, ganándose el respeto y la admiración del público en todo el mundo, además de obtener tres candidaturas al Oscar y ganar un Globo de Oro.
El legado cinematográfico de Weaver abarca una amplia gama de géneros y estilos, desde éxitos de taquilla como Avatar y Los Cazafantasmas hasta dramas emotivos como The Good House y Sueños de una escritora en Nueva York. Ha demostrado su destreza tanto en roles principales como en papeles de reparto, destacando su capacidad para dar vida a personajes complejos y convincentes.
La entrega del Goya Internacional es un reconocimiento merecido para Weaver, cuya carrera ha trascendido las fronteras de Hollywood para incluir trabajos en televisión y colaboraciones con cineastas de renombre como Ridley Scott, James Cameron, Peter Weir y Ang Lee. Su contribución al cine como arte que une culturas y audiencias de todo el mundo es innegable, y este premio celebra su impacto duradero en la industria del entretenimiento.
Sigourney Weaver, nacida en Nueva York en 1949, es una actriz con una formación sólida, habiendo estudiado en las prestigiosas universidades de Stanford y Yale. Su debut en la pantalla grande fue con un pequeño papel en Annie Hall, de Woody Allen, pero el papel que le dio fama no llegaría hasta la primera "Alien". Sobre sus comienzos, la actriz recordaba hace unos años en The Guardian: "No era una persona segura, pero sabía lo que no quería hacer. No quería seguridad, no quería continuidad. Me desanimaron en la escuela de teatro de seguir una carrera, así que pensé, bien, no me importa. Solo lo intentaré a mi manera. Realmente quería ser una actriz de teatro de repertorio, porque el repertorio todavía existía en Estados Unidos, pero solo en algunos lugares, como el Guthrie en Minneapolis. Pensé, interpretaré papeles grandes y pequeños, y comedias y dramas, y lo mezclaré yo misma. No buscaba fama, mi único objetivo, francamente, era ser alguien con quien la gente quisiera trabajar de nuevo".
Weaver se considera lejos del modelo de la "actriz florero", y por eso piensa que no sufrió el síndrome de la "cara bonita" a la que nadie llama al madurar: "Por supuesto, hay esta perspectiva de que a partir de que cumplas 40, no conseguirás tanto trabajo. Pero creo que la televisión ha cambiado eso, porque tiene roles femeninos tan fuertes. Y soy un pato extraño, porque nunca fui una 'novia'. Siempre fui demasiado alta para ser la novia. Así que no tuve que decir adiós a mi yo sexual y hola a mi yo ejecutivo. No hay tantos roles femeninos como masculinos, pero nunca he envidiado los roles de los hombres. Los de las mujeres son más interesantes".